Bienvenidos a nuestro pequeño rincón de fantasía donde la imaginación se convierte en el instrumento más valioso y los sentimientos cobran vida en los personajes de nuestras historias. Echad un vistazo y juzgad como os parezca. Ante todo, buscamos un diálogo con nuestros lectores, que compartan sus opiniones, que sugieran temas sobre los que escribir y que, si encuentran inspiración se animen también a escribir. Porque no hay nada más bonito que poder expresar tus emociones y que otros compartan los suyos contigo. Así que adelante, tiraos a la piscina.

30/12/14

¿Cómo logrará colarse en mis sueños?


Hoy he soñado con él. O al menos con la imagen que tengo de él. Es lo que ocurre cuando te enamoras de alguien a quien apenas conoces. Te puedes crear una idea equivocada de quien es realmente. Conoces su rostro, su pelo, sus ojos… puedes evocar su físico en tu mente y el resultado es una aproximación bastante cercana de cómo es. O mejor dicho, de cómo tú lo ves. Pero la mente es más complicada, más difícil de llegar a entender y por lo tanto de representar. Ni si quiera me atrevería a decir que conozco completamente y sin reservas  a mis mejores amigos, a los que conozco de toda la vida. Cómo puedo hacerlo de alguien a quien conozco de unos pocos meses, de conversaciones puntuales y no muy frecuentes, de pequeños vistazos y miradas. La respuesta es que el chico de mis sueños no es el mismo que el chico real. Tan solo una idea muy vaga de quien es. Una idea que acaba de comenzar a formarse y que no ha sido pulida ni “perfeccionada” por la experiencia.
 
Seguramente no he hecho buen uso del verbo “perfeccionar” pues no existe idea más perfecta  que la que tengo, que la que tiene cualquier enamorado de la persona a la que quiere. Sobre todo en el comienzo, cuando no has descubierto todavía los aspectos de su persona que podrían no gustarte. Ahora es cuando toda la idea que le representa brilla, sin imperfecciones, sin recuerdos del dolor que inevitablemente te causará. Porque el amor conlleva dolor y eso nadie lo duda.


El chico de mis sueños no cree en las etiquetas. Las cosas son lo que son sin necesidad de darles nombre. Eso es lo que piensa. Es un rasgo que le atribuí inconscientemente. Sería cosa del azar que su “yo” real compartiera el mismo atributo. No es algo realmente importante pero es lo que recuerdo con más claridad. Su deseo de disfrutar de lo que ofrece la vida sin pararse a pensar demasiado sobre cómo podría describirlo con palabras, en cómo etiquetar las cosas, cómo meterlas en un mismo saco. Las “lágrimas”; ¿Las metemos en el saco de la “tristeza"? ¿Y por qué no de la “alegría”? No, no es realmente esto a lo que se niega a dar nombre. El problema llega cuando hay que describir a las personas. El chico alegre. La chica triste. El niño tonto. El prodigio. El amanerado. El violento. El sincero. El cruel. El bueno. El malo. Todos cargamos con la etiqueta que nos atribuyen, la que tenemos pegada a la frente, la que hace que nos juzguen antes incluso de conocernos. Tampoco era eso pero me estoy acercando a lo que realmente le molesta. ¿Qué era? Ah ya está. Lo que el chico de mis sueños se resiste a aceptar son los nombres de las relaciones entre las personas. Es lo que él no aguanta. No quiere verse atrapado por una palabra. “Novio” “Novia” “Amante” “Esposo” “Amigo” “Rollo”. No siente la necesidad de darle nombre a lo que tenemos. Porque aunque no lo he dicho, al contrario de lo que sucede en la vida real, en el sueño tenemos algo.  Para él es tan real como para mí aunque no quiere atarse con las cadenas de lo que conlleva una palabra. ¿Cómo se tiene que comportar un novio? ¿Hacer esto es lo correcto de acuerdo con el nombre que nos hemos autoimpuesto? Y lo que dicen los demás. Eso es lo que más le reconcome por dentro. Personas que se creen en el deber moral de comunicarte lo que estás haciendo mal por la etiqueta que conocen de tu relación. Es por eso que decide librarse de esas complicaciones. Lo que es, es y ya está. Por ahora es lo que conoce y no necesita más. Vivir el ahora de acuerdo con lo que en este mismo momento sentimos sin dejarnos condicionar por la idea de un futuro que aún está por llegar.

14/9/14

Premio Dardos y Liebster Award

¡¡Holaaa!!
Estamos emocionadísimos del salto que ha dado nuestro blog. De unos pocos lectores (la gran mayoría de nuestro círculo de amigos) hemos pasado a medio centenar de seguidores. Tenemos que reconocer que, en mayor parte, esto se debe a la iniciativa Blog Asociados (todos necesitamos un primer empujoncito). El caso es que ahora nuestro blog ha dejado de ser "invisible" y gracias a ello nos llegan vuestros comentarios, nuestra pequeña fuente de ánimo. Queríamos aprovechar esta entrada para agradecer a María Gallo (Lo que no se va en lágrimas se va en suspiros) a Cordelia Carstairs (Todos somos infinitos) y a Marchu Zini (Umpa Lumpa) su nominación... Y es que hemos ganado el Premio Dardos y el premio Liebster Award!!! ¿Hemos dicho ya que estamos muy emocionados? Pues eso. Se trata de premios simbólicos, nada material, que pretenden valorar el esfuerzo de los blogueros. Porque mantener un blog no es tarea fácil y siempre ayuda saber que lo que estás haciendo no cae en saco roto. Dicho esto pasamos a cumplir con las normas de cada premio:
Pd: Una única aclaración, somos dos personas las dueñas de este blog así que habrá dos respuestas por cada pregunta de la encuesta. Firmaremos con un pseudónimo solamente elegido para esta ocasión.

PREMIO DARDOS


 Lista de reglas:

1-Incluir la imagen oficial del premio.

2-Mencionar y enlazar al blog que te ha nominado.

3-Nombrar y enlazar a quince blogs que creas que merecen ser nominados a este premio.

4-Agregar una frase que te marcó. 




Y los nominados son:
Märchen - Ana Belén
To be or not to be - Lilith
Las quimeras de tinta - MeriAnne Abévaz
Escribíendole a la luna- Writersoul
The paradise of books - Sofia
Another One - Ene
Metáforas - Adrían Pacheco
Juego de los errores - Naira Shair
El blog de M.A. Álvarez - M.A. Álvarez
La viajera entre mundos - Mei
Lili's memories- Lili
Bitácora del viajero
Kangelu - Francisco José
Poesía de una princesa - Gisels
Beyond a writers mind - Gema Vallejo


 PREMIO LIEBSTER AWARD

 









 Lista de reglas:

- Agradecer en el blog a la persona que te ha nominado.

- Responder a las 11 preguntas que ésta te ha hecho.

- Nominar a otros 11 blogueros con menos de 200 seguidores y avisarles que han ganado.



Pd: Las preguntas que deben responder los nominados son estas:


1. ¿Cuál es tu libro y autor favorito?¿Por qué?
2. ¿Por qué decidiste crear un blog?
3. A menudo hacen adaptaciones cinematográficas de libros ¿Que libros has leido que han pasado a la gran pantalla?¿Te gustaron o decepcionaron?
4. ¿Qué hace tu blog diferente a los demás?
5. Según tu opinión ¿Qué es lo esencial que tiene que tener una novela para tener éxito?
6. ¿Qué género te gusta más?
7. ¿Con qué personaje ficticio te gustaría tener una relación de amistad? ¿Y amorosa?
8. ¿Cual fue el final de un libro que más te sorprendió o decepcionó?
9. Di un libro que te hayas leído más de una vez.
10. ¿Cual es tu libro favorito de la infancia?
11. ¿Cual es tu lugar preferido donde leer?




Y los nominados son:


Metáforas - Adrían Pacheco
Another One - Ene
Escribíendole a la luna- Writersoul
Juego de los errores - Naira Shair
El blog de M.A. Álvarez - M.A. Álvarez
La viajera entre mundos - Mei
Lili's memories- Lili
Bitácora del viajero
Kangelu - Francisco José
Poesía de una princesa - Gisels
Beyond a writers mind - Gema Vallejo





1-¿Cuál es tu libro favorito?

Marfil: Uff empezamos fuerte... Es difícil elegir uno pero creo que me quedo con "La voz de los muertos" de Orson Scott card. Me parece una lectura muy enriquecedora, te hace plantearte muchas cuestiones y además es tremendamente imaginativo.

Celeste: Vaya...lo cierto es que es bastante complicado elegir uno solo. Pero voy a decir que mi libro favorito es ''Bajo la misma estrella'' de John Green. Quizá esté muy visto, pero a mi realmente me encantó y me dejó impactada y emocionada; todo al mismo tiempo. No solo por la historia que cuenta sino también por la manera que tiene el autor de hacerlo; la cual me maravilla.

2- ¿Cuál es tu personaje favorito -masculino o femenino- y por qué?

Marfil: Veamos... a esta pregunta podría responder de muchas maneras. Sin duda, Christian Grey es digno de mi admiración, me derrito pensando en él. Guapo, inteligente, con un pasado doloroso y un alma herida... despierta en mi tanto mi líbido como mi compasión. Es complicado no dejarse arrastrar por un una persona de tales características ¿No creen? Por otro lado, no podría pasar a la siguiente pregunta sin nombrar a Katniss Everdeen, su fortaleza (sin llegar a ser incorruptible) y valentía me maravillan. Si la tuviera delante bajaría la vista al suelo en señal de respeto.

Celeste: Voy a decir un personaje masculino que me fascina y uno femenino. Desde luego, tengo que coincidir con marfil al decir que Christian Grey hizo que me enamorara completamente, pero voy a elegir en este caso a Tristan del libro ''Almas Gemelas'' de Elizabeth Chandler; ya que no se rinde fácilmente hasta conseguir lo que quiere, y eso es algo que me encanta. En cuanto al personaje femenino, podría decir muchos otros pero me voy a quedar con la fortaleza y capacidad de superación  de Luci en ''Campos de Fresas'', uno de los muchos libros que recomiendo de Jordi Sierra i Fabra.

3- ¿Cuál es el autor que más amodias*?(amodias=amas y odias)

Marfil: Aquí no tengo ninguna duda, Orson Scott Card, el autor de mi libro favorito que, sin embargo, no es santo de mi devoción. Me explico: Orson practica la religión mormona lo que le lleva a adoptar tendencias muy conservadoras, entre ellas el racismo y la homofobia. Me sorprendió muchísimo cuando me enteré, la verdad. Me recuerda a la situación con la que se encuentra Hazel de "Bajo la misma estrella" cuando conoce al autor (Un borracho al que parece no importarle nadie) de su libro preferido.

Celeste: No hay ningún autor con el que me pase esto, puesto que a los que suelo leer me gustan todos sus libros.

4- ¿A qué personajes shippeas, y cuál es la causa?

Marfil: He tenido que buscar el significado de "shippear" en internet ;b Si no he entendido mal se utiliza para decir con que pareja(en el mundo literario) te sientes más emocionalmente unido, que esperas que siempre estén juntos y eso... Más o menos. Según eso, shippeo a Jace y Clary de Cazadores de Sombras (he visto que en ocasiones hacen un mix de ambos nombres: Shippeo a Jacy? Clarce?).

Celeste: Yo voy a shippear a Nora y Patch de la saga Hush Hush. Me encanta la forma de ser de Patch y creo que hacen una pareja ideal.

5- ¿Cuál fue la muerte que más te dolió en un libro?


Marfil: Erico, el protagonista de Diario de un zombi. Pongo muerte entre comillas porque es un zombi, y los zombis están muertos... Pero digamos que pueden alcanzar una muerte definitiva. Lloré a lágrima viva y aún ahora se me humedecen los ojos al recordarlo.

Celeste: Augustus Waters de ''Bajo La Misma Estrella''. Gracias a la forma en la que John Green cuenta las historias, se hace inevitable no encariñarse de los personajes y a mi en este caso me destrozó.

6- ¿Qué género te gusta más?

Marfil: Ciencia Ficción.

Celeste: Ciencia Ficción, aunque la verdad es que depende mucho de la época en la que me encuentre. Hay veces que prefiero leer romántica; otras, existenciales...

7- ¿Por qué decidiste crear tu blog?


Marfil: No recuerdo quien lo sugirió pero en cuanto tomó forma en nuestra mente nos emocionó la idea de compartir nuestras historias con otras personas. A los dos nos gusta escribir y decidimos darle un uso a los escritos que iban cogiendo polvo en nuestro escritorio.

Celeste: Yo tampoco lo recuerdo, pero creo que fue idea de marfil. Sabía que yo también escribía y de vez en cuando nos pasábamos las cosas que escribíamos para aconsejarnos y un día simplemente surgió.

8- ¿Cuál es el libro que más odiaste, o que menos te agrado leer?

Marfil: ¿Debería hacer una lista? En ella pondría muchas de las lecturas obligatorias del instituto pero la palma se la lleva... Pff ni siquiera recuerdo su nombre. Mi mente ha decidido sabiamente bloquear el recuerdo.

Celeste: Ha habido bastantes, pero recuerdo uno concretamente: ''La Playa De Los Ahogados'' de Domingo Villar.

9- ¿En el mundo ficticio de que libro te gustaría vivir?

Marfil: En el mundo de Sookie Stackhouse de True Blood. Siempre me ha gustado fantasear con la posibilidad de convertirme en vampiro;)

Celeste: Yo también elegiría el mundo de True Blood porque me gustan los seres sobrenaturales y allí hay una importante variedad.

10- ¿Con qué personaje ficticio te sentís mas identificado, y cuál es la causa?


Marfil: Con Charlie, de las Ventajas de ser un marginado. En el libro Patrick lo define como "marginal". Pero no lo entiendo como alguien sin amigos, sino como una persona que por su manera de pensar o de comportarse roza con la mayoría de la gente. Un "incomprendido". Es inevitable sentirse alguna vez así. Por eso y porque me parece terriblemente mono está en mi top 10 de personajes favoritos.

Celeste: Con Min, de ''Y por eso rompimos''. Ella guardó muchas cosas de noches que salía con Ed, y yo también hago eso porque hace que recuerde todos los momentos buenos que he pasado con las personas que quiero ( o quise). Además, me veo capaz de hacer lo que hizo ella cuando su relación con Ed terminó.

11- ¿Seguiste una saga- trilogía desde el comienzo, y si es así, cuál fue?

Marfil: Puedo decir con orgullo que he conseguido terminar la saga de True Blood. Consta de 13 libros y, sin embargo, la he seguido hasta el final. Si algo te gusta no quieres que termine nunca.

Celeste: Gracias a marfil empecé a leerme la saga de True Blood y me gustó tanto que me los leí todos. Y para nada se me hizo pesada ni larga, porque son unos libros con los que he disfrutado mucho leyendo.

1/9/14

Carpe Noctem

Me gusta la noche. Espero con ansias el momento que sigue a la caída del sol. Cuando sobre el mundo cae un manto de irrealidad. Donde ocurren los sueños y también las pesadillas. El momento idóneo para esconderse, para perderse. El transito de la gente y de los coches se reduce al mínimo. Casi puedes saborear la idea de ser el único ser sobre la faz de la tierra. Eso me permite pensar. El ritmo de mis pensamientos lo marca el sonido de mis zapatos al golpear el suelo en cada una de mis pisadas. Eso y mi respiración, acompasada. Casi logro escuchar el latido de mi corazón. Una armoniosa orquesta en medio de mi caótico mundo. Frecuento zonas de la ciudad apenas iluminadas. Muchas personas temen a la oscuridad. Yo, en cambio, la busco como un recién nacido busca el pecho de su madre. Hambriento. Al final la encuentro. Aunque tal vez lo más correcto sería decir que ella me encuentra a mi. Me hace preguntarme qué es lo que les asusta tanto. No puede ser la oscuridad en sí. Negro. Tan solo es un color. Tal vez se deba a lo que allí se puede esconder. Monstruos del armario, de debajo de las camas. Criaturas sin rostro agazapadas en las sombras. La mente a veces nos juega malas pasadas. ¿El hecho de querer sumergirme de lleno en las tinieblas me convierte en uno de ellos? Un monstruo. Tal vez si.

29/7/14

Frente a la ventana.

Un cielo precioso. Manchado de tonos rosados, turquesas y borgoñas. Tan delicioso como nubes de gominola recubiertas de chocolate. Las de tormenta, a su izquierda, oscuras y tristes; a su derecha, ese universo infinito de felicidad;  y al final, los resquicios de un sol perezoso que ya dormita. La luz desciende a cada minuto, las farolas alumbran las aceras y allá, desde su ventana, observa el sentido de los árboles mecidos por el viento helador que le obliga a llevar una manta sobre los hombros. La gente pasa ante sus ojos, pero no los mira; está atenta al recorrido celestial, como intentando descubrir algo imposible.
Un papel escrito sin tachones, no es un papel; y el suyo tiene muchos. No dice nada, pero lo escucha todo; puede que nadie lo haga tan bien. Ya es de noche, pero lo conoce todo y no necesita más tiempo. No hay ninguna luz que encienda sus ojos de gata, ni sonido que la embriague. La inmensidad le invade, completa hasta el estómago, haciéndole tomar una bocanada entrecortada de aire. Falta una cosa: la esfera que la hace enloquecer dos veces al mes. No está, hoy no. Y la echa de menos a pesar de todo.
Si Antoine de Saint-Exupéry estuviese aquí se corroboraría en lo de que lo esencial es invisible a los ojos. Como se suele decir: la procesión va por dentro; y unas hormigas que no se detienen, van y vuelven como llamadas por un impulso mayor. No hay camino que recorrería tantas veces como el de las pecas que le llevan hasta tu boca. Aunque alguna, perdida, se desvíe en otra dirección que se ha aprendido ya de memoria. Nunca nadie sabrá cuanto deseó esa noche ver la luna reflejada en sus ojos frente a ese cristal; ni la fuerza con la que clavó las uñas contra las sábanas de aquel destartalado colchón. Mosquitos que le dejarían tantas marcas en la piel como lo hacías tú, pero que siempre conseguiste superar. Mordiscos de manera inadvertida y sigilosa, en el fondo dolorosa. Y aquellos 4 relojes con el tic-tac al unísono.

28/7/14

Reseña: MAESTRO CANTOR

Título: Maestro Cantor
Autor: Orson Scott Card
Editorial: ZETA BOLSILLO
Páginas: 416

Hace unos meses me sumergí por primera vez en los libros de Orson Scott Card. Devoré con ansia "El juego de Ender" y "La voz de los muertos", su continuación, casi sin interrupción. Quedé tan  sorprendido, para bien, que pensé que si leía cualquier otro libro suyo me decepcionaría muchísimo. Me equivoqué. Es el tercer libro que me he leído de este autor y como los anteriores me ha encantado.
Lo que más me atrae de este autor es la enorme profundidad de sus historias, los hechos parecen pasar a un segundo plano mientras que las emociones y pensamientos dominan toda la obra. Podría decirse que sus novelas no son de "acción" sino de "reflexión". No quiero que me malinterpreteis. Para nada es una lectura lenta y aburrida. De hecho, hay escenas que os aseguro os quitaran el hipo. Sin embargo, desde la primera página se nos presenta el mundo interior de cada uno de los personajes, sus temores, deseos, aspiraciones... exhaustivamente descritos. Consigue zambullirnos de lleno en la historia y nos permite ponernos en el lugar del protagonista con mucha facilidad.
  Sinopsis

A la Casa del Canto han llegado nuevos estudiantes. Entre ellos se encuentra Ansset, un niño que ha demostrado prometedores dones para la música y que pronto se convertirá en la voz más hermosa del lugar aunque también en la más envidiada. Sus maestros se convencen de que llegará lejos. Sin duda se convertirá en un "pájaro cantor", el rango más alto entre los cantores. Pero no será lo único a lo que aspire. Lo elegirán para que sea el pájaro cantor de Mikal, el emperador de toda la galaxia, el cual acudió años atrás en busca de los preciados cánticos de uno de estos jóvenes. Lo que no esperaban es que el supuesto don con el que había sido bendecido el niño acabaría convirtiéndose en una maldición que no traería consigo más que dolor y sufrimiento al talentoso muchacho.

Opinión Personal

Un elemento distintivo en muchas de sus novelas es que siempre aparece como protagonista un niño prodigio, una persona destinada a hacer grandes cosas. Al menos es así tanto en la saga de El Juego de Ender como en Maestro Cantor. Apenas han cumplido los trece años y ya son mundialmente conocidos. Que digo mundialmente, en toda la Galaxia!! Y es que ambas historias acontecen en un futuro donde la humanidad ha colonizado numerosos planetas además de la Tierra. Lejos de parecer repetitivo Orson nos asombra con multitud de ideas brillantes y originales, sin perder el realismo que todos los autores de ciencia ficción temen perder. Algo que no suelo encontrar en muchos libros es que el tiempo narrativo es extensísimo, abarca desde el nacimiento del niño hasta su muerte... que únicamente diré que ocurre cuando es anciano. Como consecuencia hay muchos saltos temporales aunque no por ello perdemos el hilo de la historia.
La vida de Ansset, el protagonista, está marcada por la tragedia. Os encontrareis a menudo con hechos impactantes, sucesos que os harán reflexionar sobre algunos temas o que incluso os harán pensar que el jodido autor se ha ensañado con el pobre chaval. Y es que Ansset se deja querer, con su maravilloso canto, su hermoso rostro y su enorme generosidad... No quiero hablar más para no desvelaros nada de importancia pero aún me gustaría añadir una cosa más. Mientras buscaba información sobre el autor por Internet descubrí algunas cosas que me llamaron muchísimo la atención... para mal. Al parecer es practicante de la religión mormona y no es que tenga nada en contra pero esto le ha llevado a adoptar algunas ideas muy "tradicionales" como la homofobia y el racismo. Aún trato de entender como es posible que alguien con esa mentalidad pueda escribir libros como este. Sinceramente no puedo creerlo. Porque precisamente en este libro aparecen personajes homosexuales. Y no sólo eso, también escenas homoeróticas que no se describen como una perversión sino que están defendidas por los protagonistas. Respecto a los aspectos racistas nada más comenzar el libro hace alusión a que en la Casa del canto no discriminan a los niños por su color de piel ni sus orígenes, que eso carece totalmente de importancia para ellos. De ahí que me extrañe tanto cuando oigo que muchas de sus declaraciones están cargadas de una fuerte homofobia.

En conclusión, un libro totalmente recomendable, de lectura ágil y giros narrativos espectaculares, que te invita a reflexionar sobre algunas cuestiones y te dejará con ganas de más.

Calificación:

21/7/14

La madriguera del Conejo Blanco III

Tercer capítulo

 Atravesé las puertas del comedor con mi tutor por delante. Era un espacio bastante grande situado en la tercera planta. Una de las paredes era únicamente de cristal y desde allí podía verse gran parte de la ciudad. Había mesas rectangulares, cuadradas y redondas repartidas por toda la sala. En la pared contraria al ventanal había fila para rellenar las pipetas y al lado varias máquinas expendedoras con bebidas de todas clases. Al final del todo alcanzaba a ver lo que parecía un rincón de juego con actividades de entretenimiento, una mesa de póquer, varias maquinas de videojuegos y otras de baile.
  • A las doce en el despacho.- me dijo Arthur momentos antes de volverse y marcharse. Eché un vistazo a las mesas ocupadas y en una de ellas encontré a Paul, sentado con otros chicos de su edad. Cuando me vio me sonrío y se giró para decirle algo a sus amigos. Uno de ellos le dio una palmadita en el hombro y todos se echaron a reír. Finalmente se levantó y vino hacía mí.
  • Hola Liam ¿Te acompaño a rellenar las pipetas?
  • Claro. Gracias.
  • De nada.- dijo y nos colocamos en la fila.
  • ¿Que tal con tu tutor? Tiene fama de viejo gruñón.
  • Y no sin razón. No se, es algo estricto pero me cae bien.
  • Me alegro. Lo cierto es que no hablan muy bien de él pero hay que reconocer que es de los que mayor porcentaje de éxito tiene con sus terapias.
  • ¿Qué dicen de él?
  • Bueno, es... un forlasita.-Lo suponía, no me sorprendió en absoluto.
  • Aam...- Temía la dirección que había tomado la conversación. ¿Cómo se supone que debía actuar?¿Fingir ser lo que no soy y hablar del tema como si no fuera conmigo?.-No tengo nada en contra de ellos. Realmente no creo que supongan ningún peligro.
  • ¿En serio? No se. En el colegio conocí a uno. Estaba siempre alterado y nervioso.- No, estaba claro que no podía quedarme callado.
  • Estas estudiando psicología y sabes que los niños son muy influenciables. ¿Crees que sería muy difícil convencer a cualquiera de que realmente tiene un problema? Se lo creerá y empezará a actuar en consecuencia. Si a eso le añades que todos a su alrededor lo temen, evitan e ignoran... que incluso sus padres comienzan a tratarlo de diferente manera, avergonzándose de su propio hijo. Me parece una respuesta totalmente normal.- intenté mantener un tono neutral, sin elevar la voz. Cuando terminé me encogí de hombros y aparté la vista.
  • Es posible... ¿He tocado un tema sensible?- Suspiré. Debía mentir.
  • Tuve un amigo... Nuestros padres se conocían así que nos veíamos a menudo. En su casa. En la nuestra. Éramos practicamente inseparables. Hasta que cumplimos los seis años. Las pruebas determinaron que era forlasita y eso lo cambió todo. Mis padres aparentaron que no les importaba pero no era cierto y cada vez nos fuimos viendo menos. Hasta que simplemente dejamos de saber el uno del otro.
  • Vaya, lo siento.
  • Pasó hace mucho. Apenas me acuerdo pero simplemente me cuesta aceptar que verdaderamente sea un problema. Son diferentes, eso es todo.
  • Nos toca.- tenía razón, era nuestro turno. Coloqué el estuche en la ranura y pasé el brazalete por el detector. En un minuto se llenaron al completo.
  • ¿Tú ya has comido?
  • Si pero acompáñame. Vamos a coger un refresco.- Andamos unos pasos hasta las maquinas expendedoras. Paul marcó el número de la bebida que quería y esta cayó a la parte de abajo de dónde la recogió.- ¿Todavía no has visto la zona de entretenimiento no?- negué con la cabeza.- Pues ¿A qué estamos esperando?

Paul era un excelente jugador. Nos enfrentamos en batallas intergalácticas, peleamos en un rin y todas las veces que jugué contra él perdí. Estaba perdiendo las ganas de jugar cuando me fijé en la zona de baile. Había dos paneles en el suelo y una pantalla enfrente de cada uno. Paul se dio cuenta de hacía donde miraba y empezó a dar marcha atrás mientras negaba con la cabeza.

  • No no no. Yo no bailo.
  • Venga, todo este rato has estado eligiendo tu. Me toca a mi.
  • Pero...
  • Nada de peros. Vamos.- Y lo empujé por la espalda hasta los paneles.
  • Nunca he jugado a esto.
  • Pues ya estamos en las mismas condiciones. Ya era hora de que tuvieramos una competición justa.- Al estar los dos sobre los paneles, las pantallas se encendieron y tras ajustar el juego a nuestro gusto empezamos a bailar. Bueno, no estoy seguro de que lo que hicimos se pudiese considerar baile pero movimos brazos, piernas y caderas tratando de imitar al personaje que salía en pantalla. Acabamos exhaustos y con un claro vencedor.
  • Quiero la revancha.- dijo entre jadeos.
  • ¿Has visto las puntuaciones? Ni aunque recibieras clases de baile. Está claro que el ritmo no es lo tuyo.
  • Parece que no.-dijo riendo.



Ya en el despacho Arthur tenía otra terapia que duraría una hora así que la ocupé estudiando el perfil de Lily Page como me había dicho. Cuando volvió me lanzó un libro a las piernas y me dijo que empezara a leerlo. Hablaba de la psique humana y de sus alteraciones y, muy de mala gana, obedecí. A las dos me marché a casa ya cansado de las emociones del día y no volví a salir hasta bien entrada la tarde.

  • Mamá, me llevo a Andrei al parque- Grité desde la entrada de casa a la vez que con una mano en la espalda del pequeño le animaba a continuar hacía la puerta.
  • Vale, no volváis tarde- respondió desde su habitación.

No tardamos mucho más de cinco minutos en llegar andando. Andrei me cogía de la mano derecha a la vez que sujetaba un balón con la que tenía libre. Sonreía. Le encantaba ir al parque y a mi me encantaba verlo feliz.

  • ¿Quieres que te guarde el balón?
  • No, puedo yo.
  • De acuerdo. ¿Qué tal ha ido el primer día de clase? ¿Has hecho muchos amigos?
  • Si, he hecho 20 amigos.
  • ¿Tantos? Vaya, eso está muy bien.- Me preguntaba cómo era posible que supiera la cifra exacta cuando aún se liaba a veces al recitar los números hasta el 30.-¿Y qué habéis hecho hoy en clase?
  • Mmm... la profesora me ha enseñado cual es mi pupitre. Nos hemos sentado todos y hemos dicho el numero que nos tocaba por el sitio. La profesora 1. Edwar 2. Yo 3. Ben 4... y no me acuerdo de más. Así hemos llegado hasta 22 que le tocaba a Sophia.- Si, eso explicaba lo de los 20 amigos.
  • ¿Te gusta la profesora?
  • Si, mucho. Se parece a la tía Emily. Pero se llama Charlotte. Ha escrito su nombre en la pizarra y luego hemos salido nosotros por orden a escribir el nuestro.
  • ¿Y te has puesto nervioso cuando has salido tú?
  • No. Nada.
  • Que valiente.
  • La profe me ha dicho que lo he he hecho muy bien.
  • Seguro que sí.

Ya habíamos entrado al parque y ahora andábamos por una camino de tierra rodeado de árboles en dirección al parque infantil. Antes incluso de que cruzáramos la valla de colores que separaba el recinto infantil del resto del parque Andrei reconoció a unos chicos que jugaban con un balón.

  • ¡Mira Liam! ¡Son mis amigos del cole! ¿Puedo ir a jugar con ellos? ¿Puedo?- había juntado las manos en señal de súplica y daba saltitos de emoción.
  • Claro. Yo estaré en ese banco de ahí.- Y echó a correr hacía los otros niños. Pude ver como se acercaba a ellos. Primero con timidez en el primer contacto pero en seguida con soltura en cuanto le pasaron el balón. Eché un vistazo al resto del parque. Tanto los columpios como el tobogán estaban ocupados por críos que no llegarían a los siete. Se les reconocía porque a muchos de ellos todavía no les habían implantado el brazalete y los que si tenían lo llevaban todavía vendado. Andrei cumplía los seis la semana que viene y el mismo día de su cumpleaños pasaría por quirófano para implantárselo. También le harían un escáner cerebral y pruebas de ADN para sacar tanto sus particularidades mentales como sus necesidades fisiológicas y así elaborar su dieta ideal. No estaba preocupado por él. No le pasaría lo mismo que a mi. Tenía a Eze. Y eso me tranquilizaba.
    Aparte del grupo donde estaba jugando Andrei los demás niños pasaban el rato "a solas". Una chica sentada en el suelo jugaba a las palmas con el aire. Traté de imaginarme a su hospe jugando con ella, una niña más o menos de su estatura sentada en frente y moviendo las manos al compás de la otra. Otro niño parecía huir de la nada, sorteando árboles y otras personas; de vez en cuando se paraba en seco, se quejaba y pasaba él a perseguir a la nada. Había madres y padres que se sentaban en bancos desocupados para hablar a solas. Una mujer se reía mientras lanzaba miradas al espacio de su derecha como si alguien le hubiera comentado algo muy gracioso. Alguna vez había fingido que hablaba con mi hospe solo por aparentar y no llamar la atención. Pero eso me hacía sentir peor, la realidad de que no estaba hablando verdaderamente con alguien me golpeaba con furia. A los cinco minutos de estar sentado en el banco manipulando mi brazalete, entrando y saliendo de redes sociales donde apenas tenía amigos, encontré una cara conocida conduciendo un carro de bebé. Alcé la mano para llamar su atención.
  • ¡Sarah!- Ella se giró en mi dirección y finalmente me vio. Sonrío y empujó el carro hacia el banco donde me sentaba. Llevaba puesto un pañuelo blanco que le cubría el cuello, un vestido azul claro y unas sandalias también azules. Me levanté para saludarla con dos besos y despúes ambos nos sentamos en el banco.
  • ¿Qué haces aquí?- Como respuesta le señalé donde se encontraba Andrei.
  • Creo que nunca me has presentado a esta preciosidad- dije asomándome al interior del carro.
  • ¡Anda! ¡Es verdad! Pues esta es Alba, la personita a la que más quiero en este mundo... Oh Sylvian, no te ofendas, tu eres diferente, formas parte de mi.- Me miró y puso los ojos en blanco.- Por cierto, esta mañana con los nervios se me pasó preguntarte si habías conseguido entrar en lo que querías. ¿Ha sido así?
  • Si... bueno, no exactamente. Me admitieron para estudiar psicología, lo que no me esperaba es que me destinaran a la prisión psiquiátrica- Sarah abrió los ojos como platos y se llevó la mano a la boca.
  • ¿En serio? Vaya, y... ¿Cómo es?
  • Apenas he visto las instalaciones por dentro. Tan solo el despacho de mi tutor y el comedor.
  • Que raro, mi primer día no ha consistido en otra cosa. Nos han enseñado todas las plantas y sus funciones.
  • Y ¿Qué tal?
  • Es todo muy emocionante. Mi tutora es pediatra lo que es estupendo porque me encantan los niños. ¿En qué consiste el trabajo de tu tutor?
  • Elabora y pone en práctica terapias para internos y reclusos. Tiene a su cargo a cinco personas a las que trata personalmente, pero todavía no lo he acompañado en ninguna sesión. ¿Te has encontrado con algún rostro conocido en el hospital?
  • ¡Si! A Troy Wilson y a Amelia Prior además de otros de años anteriores que no se si conocerás. ¿tu?
  • Nadie. Soy el único de este año.
  • Que mala suerte.
  • Si, suerte...- Sarah sabía lo que quería decir y me miró con compasión.
  • Verás como te acabará gustando. Parece un trabajo excitante, trabajarás con criminales.
  • Y con locos, con muchos locos.

Estuvimos hablando un buen rato. No volví a sacar el tema de su familia. Si alguna vez quisiera hablar de ello conmigo la escucharía y haría lo posible por ayudarla pero hasta entonces no la forzaría. No sin saber como arreglar las cosas. Me sentía muy cómodo a su lado.Tenía la sensación de que le podía confiar todo. Aunque había algo que me inquietaba cada vez que hablaba con ella. Una pequeña parte de mi temía a Sylvian, su hospe. Nunca llegaría a conocerla y sin embargo ahí estaría, siempre observando a través de los ojos de Sarah. La idea me daba escalofríos. No sabía si algún día llegaría a entender como es tener a alguien dentro de la cabeza. Cerca de las ocho nos despedimos y volví con Andrei a casa donde encendí el televisor y asistí a mi segunda clase.

Los días siguientes transcurrieron sin sobresaltos. Arthur no me permitió acompañarle a ninguna terapia pero me enseñó a elaborar las más sencillas a partir de los casos más comunes entre los reclusos e internos. A final de semana me dejó hacerlas a mi solo y cuando terminaba se las enseñaba y me las corregía señalándome los errores. Resultó ser un buen profesor a pesar de nuestras riñas. Seguí estudiando el historial de Lily Page y a mitad de semana comencé con los registros y anotaciones de Arthur. Eso me iba a llevar al menos una semana pues incorporaba además las grabaciones de todas las sesiones. Cada vez anhelaba más acompañarlo, sentía que podía ayudar a esas personas. Quería participar, si era posible, en su reinserción.
En algunos tiempos muertos que no tenía nada que hacer aproveché para leer Alicia en el pais de las maravillas, libro que conforme lo leía me iba gustando cada vez más. La hora de descanso la pasaba siempre con Paul. No sabía por qué prefería mi compañía a la de sus amigos pero no me importó en absoluto. Charlábamos y reíamos de casi cualquier cosa. El viernes me pidió que abriera la aplicación de los planos en mi brazalete y así lo hice. Después me agarró de la muñeca e introdujo una serie de números. "Así sabrás siempre dónde encontrarme" me dijo. Y a partir de ese momento en los mapas también me aparecía un punto azul, Paul. Yo introduje también mi número identificativo en su dispositivo y con eso quedó implícito nuestro acuerdo de amistad. También me nombró ese día que se celebraba una fiesta en un claro del bosque y me preguntó que si quería ir. Yo le respondí que si, nunca había asistido a una y me apetecía mucho.
Por el momento decidí ocultarle a Paul que era un forlasita. Eso podría estropearlo todo y por primera vez en mucho tiempo creía que las cosas me iban bien.

Las hojas secas crujían bajo nuestros pies, el viento mecía las ramas de los árboles y de vez en cuando, si se prestaba atención, se oía el suave ulular de los búhos, la melodía de los grillos e incluso la rápida escalada de alguna ardilla sobre un tronco. Después de casi media hora andando y sólo escuchando los sonidos del bosque a media noche, la débil música que comenzó a llegar a nuestros oídos casi parecía irreal.

  • ¿La oyes?- Me preguntó Paul que se había detenido un momento a escuchar. Asentí con la cabeza. Sin duda era música. Una sonrisa le cruzó el rostro y con un rápido gesto de la mano me indicó que le siguiera- Vamos, ya estamos cerca- Y echó a andar, ahora con más apremio que antes.
  • Tengo que reconocer que creía que nos habías perdido.
  • Te dije que sabría llegar. Tienes que confiar más en mi.
  • Si yo confío. Pero juraría que hemos pasado dos veces por el mismo árbol.
La música iba subiendo de intensidad y a unos cien metros empezamos a distinguir la luz de las hogueras. Algo cayó sobre las hojas a unos pocos pasos de nosotros y ambos dimos un brinco. Entre los árboles vimos dos siluetas abrazadas en el suelo y besándose. Nos miramos y sonreímos y llevándome el dedo índice a los labios en señal de silencio le dí un pequeño empujón y nos marchamos procurando no hacer ruido. Cuando estuvimos lo suficientemente lejos para hablar sin que nos oyeran dije:

  • Parece que han empezado la fiesta sin nosotros.
  • Y que lo digas.
En cuestión de segundos llegamos al claro donde se celebraba la fiesta. Había alrededor de cincuenta personas repartidas entre sofás destartalados y bidones metálicos con leña ardiendo en su interior. Habían colocado una improvisada tarima en el centro con tablas de madera y sobre ella un par de chicas bailaban al ritmo de la música. Desde uno de los sofás un chico rubio de pelo largo reconoció a Paul y nos saludó.
  • Paul, hacía tiempo que no venías por aquí. ¿Quién es tu nuevo amigo?
  • Este es Liam, es nuevo en el psiquiátrico.
  • ¿No me digas!- Pasó a mirarme a mí visiblemente sorprendido- Pues te daré un consejo Liam. Encierra a este lunático en cuanto tengas oportunidad, Dios sabe que está más loco que cualquiera de nosotros.
  • Cállate Quiran- gruño Paul. Pero el chico rubio no parecía tener intención de callar.
  • ¿No se lo has contado?- Abrió los ojos como platos y recostándose sobre el sofá mirando al cielo empezó a reírse a carcajadas. Creo que iba con un par de copas de más. Se irguió de nuevo y me miró- Paul es toda una leyenda. En uno de sus brotes psicóticos...
  • No fue ningún brote psicótico.- le cortó Paul claramente molesto.
  • Pues en una de sus neuras...
  • Tampoco, no fue nada de eso.
  • ¡Paul! Deja de interrumpir, la historia la estoy contando yo- Paul levantó los brazos en señal de rendición, se dio la vuelta y se marchó confundiéndose en la multitud.- Así me gusta. Como iba diciendo algo debió de perturbar la paz de nuestro héroe porque un día de madrugada se marchó de la ciudad.
  • Eso no es posible.- dije. No tenemos permitido salir y entrar de la ciudad sin un permiso especial. Debía de estar tomándome el pelo.
  • Él lo hizo posible.- dijo muy serio lo que me hizo pensar que tal vez estuviera hablando en serio.- Nadie sabe cómo logró evadir la seguridad y salir sin autorización, ni que le hizo cometer tal estupidez. Al cabo de 24 horas de denunciar su desaparición se presentó como si nada a las puertas de Terlasca.- Paró para darle un trago a la botella de alcohol que sujetaba con la mano derecha. Se limpió con la manga de la izquierda y continuó hablando.- Hay que tenerlos bien puestos para hacer lo que hizo y lo respeto por ello. Pero el asunto mosquea bastante ¿verdad?


Después de la asombrosa revelación de Quiran la conversación perdió todo mi interés. Al parecer Paul y él eran viejos compañeros de escuela, habían vivido mucho juntos pero desde que ocurrió lo mencionado antes se distanciaron. Quiran no llegó a perdonarle que no confiara en él para contarle lo que sucedió. Ya me había despedido de él y en ese momento buscaba a Paul con la mirada. No lo encontraba por ningún lado.

  • Hola.- dijo una voz a mi derecha. Era una chica más bien bajita, de pelo oscuro y ondulado y de piel clara como la nieve.
  • Hola.- le respondí.
  • Me llamo Susanna. No vienes mucho por aquí ¿no?
  • Yo me llamo Liam y no, ¿Se me nota mucho?
  • Bueno, pareces algo perdido.
  • Estaba buscando a alguien.- Eché un último vistazo al claro pero no había ni rastro de Paul- Pero puede esperar.- Le dije con una sonrisa. Ella sonrió a su vez y comenzamos a charlar. Era un chica muy interesante, lista y divertida. Estaba en su segundo año como estudiante de derecho y me contó que entre sus aspiraciones estaba la de ser juez. Según me dijo en la carrera de derecho todos pasaban a ser ayudantes de abogados y en el tercer año si lo solicitabas te hacían un examen y si eras de los que mejores notas había sacado te asignaban un nuevo tutor, esta vez juez, para finalmente acabar siendo uno. Tenía un mechón de pelo que mientras hablaba acababa siempre sobre su ojo y lo apartaba colocándolo detrás de su oreja en un gesto inútil pero sencillamente hermoso. Seguía ensimismado con su rostro cuando, para mi consternación, había dejado de escucharla y ahora estaba callada, esperando una respuesta. Pero ¿Cuál era la pregunta? Ya iba a poner cualquier excusa estúpida cuando en los altavoces empezó a sonar una canción lenta. Ella también se dio cuenta y me miró sonrojada.
  • ¿Quieres bailar?- le pregunté ofreciéndole la mano. Ella la aceptó y la guié hasta el centro del claro donde se habían colocado otras parejas. Coloqué su mano sobre mi hombro, le cogí por la cintura y comenzamos a bailar. Entrelazó sus manos detrás de mi cuello y fuimos estrechando las distancias conforme se acercaba el final de la canción. Me incliné hacia ella dispuesto a besarla y cuando apenas quedaban unos centímetros oímos un carraspeo a nuestro lado. Nos giramos y nos encontramos con la mirada ¿reprochadora? de Paul.
  • Siento interrumpir. Liam, tengo que enseñarte algo.
  • ¿Ahora?- exclamé atónito.
  • Si, ahora.- dijo muy serio. ¿Que mosca le había picado? Suspiré y me giré hacia Susanna.
  • Tengo que irme. ¿Nos vemos luego?
  • Claro.- respondió también disgustada.
Me separé de ella y seguí a Paul que ya se había dado media vuelta.
  • ¿Se puede saber que te pasa?- le pregunté cuando lo alcancé.
  • ¿A que venía eso?- me preguntó sin mirarme.
  • ¿A que te refieres?
  • Nada, no importa.- Dijo mirando al suelo. Decidí no seguir insistiendo.
  • ¿Dónde vamos?
  • En seguida lo verás.
Llegamos hasta el linde del claro e incluso sorteamos algunos árboles hasta llegar a otra zona de sofás y bidones ardiendo. Estaba claro que algo raro pasaba allí con tan solo mirar a la gente que había tirada en los sofás e incluso en el suelo. Algunos parecían dormidos mientras balbuceaban cosas inteligibles y otros, aunque despiertos, parecían ausentes. Fuimos directamente hacía una chica con el pelo corto y teñido de rosa. Nos estaba esperando.

  • Esta es Priscilla.
  • ¿Cuántas quieres?- le preguntó ella, directa al grano.
  • Dame dos.- Priscilla sacó una pequeña caja. La abrió y sacó de ella dos pastillas que dejó sobre la mano extendida de Paul. No podía creerlo. Me giré muy enfadado hacía él.
  • ¿En serio?¿Me has traído aquí para que me drogue?
  • No lo entiendes, esto es diferente...- El gemido de un joven que estaba sentado junto a Priscilla lo interrumpió. Estaba dormido pero había empezado a moverse y a murmurar.
  • ¿Qué le pasa?- dije mirando al chico.
  • Se ha reencontrado con su Hospe.- respondió la chica.
  • ¿Y que coño significa eso?- Esta vez fue Paul quién respondió.
  • A esto lo llamamos éter- empezó enseñándome las pastillas- y te sume en una especie de trance en el que tú y tu hospe os encontráis en el mimo plano. Es difícil de explicar pero es como si por unos momentos lo tuvieras junto a ti realmente, podéis tocaros, sentiros el uno al otro...- El joven que estaba en "trance" volvió a interrumpir con otro gemido. Esta vez pudimos ver como su respiración se aceleraba y agarraba con fuerza la tela del sofá. Podría haber pensado que soñaba con cualquier otra cosa sino fuera porque su pantalón empezaba a dar de sí. No podía ser cierto...
  • ¡Oh, venga ya! ¿Se lo está follando?
  • Cada uno vive su relación con su hospe libremente- dijo Priscilla.
  • Ya he tenido suficiente.- dije dándome media vuelta para volver al claro. Paul me alcanzó y me detuvo sujetándome del brazo. Me libré de él con un estirón y dí un par de pasos hacía atrás para poner distancia entre nosotros.
  • De acuerdo, perdóname. No debería haberte enseñado esto.- No respondí, solo me quedé mirándolo furioso.- Lo he entendido ¿Vale? Nada de drogas. Por favor...- Le miré a los ojos. Parecía verdaderamente arrepentido.
  • Vale- Opté por decir finalmente.- Volvamos a la fiesta.
Tardamos un rato en volver a la normalidad pero en cuento logramos olvidarnos del tema empezó la verdadera diversión. Cogimos dos vasos de plástico de una mesa que había a un lado del claro. Y los rellenamos de alcohol una vez. Y otra. Y otra más. Bailamos hasta caer rendidos. En realidad, no recuerdo cuando paramos, tan solo cuerpos en moviento, música, la tarima, luces brillantes, Paul, una chica.... Y sin saber cómo, aparecimos sentados en un tronco del bosque, solos y, por la música, bastante lejos del claro. Paul me estaba hablando pero no lograba prestarle atención.

  • Lo siento, lo siento, no se que me pasa... bueno, en realidad si pero... Liam, ¿estás bien?
  • Si, creo que sí. Solo estoy un poco mareado- dije sin mucho convencimiento. Me sentía raro.
  • Lo que quería decirte es que...- le miré. Su ojos brillaban. No, no eran sus ojos, era toda su cara. Brillaba con una luz blanca como la de la luna. Una luz muy bonita. Era muy extraño. Cerré los ojos para comprobar si podía ver el brillo a través de los párpados. Y así era. Sonreí y los volví a abrir. Pero el rostro que tenía delante ya no era el de Paul sino el de Sarah. Estaba preciosa. La marca de su cuello había desaparecido y llevaba puesto un vestido de encaje blanco. Tenía el pelo rubio suelto y se movía con el viento reflejando haces de luz como si fuera oro. Sus ojos azules me eclipsaron y cuando se inclinó para besarme le correspondí con pasión. Como si cada beso fuera el último. Enterré mi mano en su cabello pero incluso esa distancia se me antojaba demasiado grande. Me arrodillé en el suelo y le cogí de la cintura atrayéndola hacía mí. Despacio, la tumbé en el suelo mullido por las hojas y me coloqué sobre ella mientras nos besábamos con fulgor. Con una fuerza que no creía que pudiera tener me empujó a un lado y pasó a estar sobre mí, apoyando todo su peso sobre mi cuerpo, que resultó ser mayor de lo esperado. Dejó de besarme en los labios para hacer lo mismo en mi cuello. Tan solo podía oír nuestras respiraciones agitadas, mi corazón desbocado y... como se desabrochaba el cinturón ¿El cinturón? Abrí los ojos justo cuando llevó su mano a mi entrepierna y comenzó a desabrocharme los botones del pantalón. De inmediato lo aparté de un empujón. ¿Qué me estaba ocurriendo? Intenté ponerme de pie pero por poco caigo de nuevo al suelo. Me apoyé en un árbol cercano para recuperar la estabilidad.
  • ¿Liam? ¿Qué haces?

Paul se estaba levantando y me miraba sorprendido y preocupado. Yo estaba totalmente confuso y desorientado. Dio un paso en mi dirección y retrocedí asustado y jadeando con tan mala suerte que tropecé con una raíz de árbol y caí al suelo de espaldas. Paul se agachó a mi lado y me tocó el hombro. Lo aparté de un manotazo y tras incorporarme lo más rápido que pude eché a correr. Lo único que podía pensar es en huir, escapar de ese lugar. Las ramas de los árboles me arañaban la piel pero no me detuve. Sorteé árboles, salté troncos pero a los pocos segundos me paré en seco. Una silueta negra salió del bosque a mi encuentro. No caminaba. Se deslizaba sobre el suelo. Como si no tuviera cuerpo, como si fuera humo. Estaba paralizado por el miedo y mientras veía cómo se aproximaba. Cada vez más cerca. La sombra me engulló y la oscuridad me rodeó por completo. Alguien gritó mi nombre pero ya era tarde. Todo se había vuelto negro.


Fin del tercer capítulo